6 mar 2014

Una tonta confesión - Segunda Parte

Dejame decirte una cosa, entre tantas otras.
Dejame decirtelo por una vez. Por ultima vez. Otra vez. Las veces que haga falta.
Soy un elefante de circo encadenado con delicados hilos de inocencia que entorpecen mi libertad. Encadenado con hilos que no pedí. Encadenado con hilos que no puedo romper solo.
Soy como el niño aristócrata al que le prohibieron ser feliz. Contemplando desde la ventana un divertido marco de rayuela que conozco bien, sobre el cual no saltaré si no viene alguien a romper esta estupida ventana.
A pesar de tan vergonzosas metaforas, hay algo que es cierto...
Algo que talvez no pueda decir por discresion mal comprendida o por influencia de algun demonio de orgullo que decidio separarnos para poder conservarme como su juguete... ¿Qué importa? Incluso si esto significara algo para alguien, es un poco tarde. El daño está hecho. Mi gran pecado fue tratar de proteger tu sonrisa. Mi crimen de ahorrar llanto es imperdonable. Aún así, no me arrepiento de nada...