8 oct 2015

Deseo ser más audaz.
Arriesgado. Menos prudente.
No sé por donde empezar, ni a quien seguir. Examino demasiado.

No he aprendido nada. Cada una de tus encarnaciones quiso enseñarme algo que no fui capaz de recordar. Por una simple razón, tenía miedo.

Miedo de equivocarme.
A ser feliz.
Sufrir.
Miedio de Tí.
A mí.

Miedo a nosotros.

Mírame ahora...
No... no.
Mejor no.

Aún no.

No estoy listo.

Todo el tiempo que perdí obviando que aún hay cosas por descubrir en el mundo.

Aún no me he descubierto.
Cómo pude ser tan tonto...
Iluso y demente.
Ciego de estupidez.

Perdí los calendarios, mis libretas se diluyeron. Recuerdos remendados mantienen una insalubre conexión umbilical.

Las cuerdas de la guitarra se rompieron mancilladas por el silencio. El destino empañó nuestra cerámica. Fin.

Mientras tanto dos niños perdidos se miran con temeroso silencio a la sombra de un árbol prisionero.

Te vas. Lloro. 
Me quedo atrás. Lloras.

Muero.

Idiota, si me hubiera atrevido a seguirte... no habrías necesitado cambiar de forma tantas veces para llamar mi atención.