3 abr 2015

Monólogo de Sodomía

Por las noches me pregunto quién soy en realidad.

Los fragmentos de mi espejo yacen esparcidos por la habitación.
Mis huellas escriben lo que el cristal les dicte.

Entidad o identidad.
Salí a la calle para beberme un corazón. Cualquier corazón está bien. No somos tan exigentes después de todo.

Hace mucho dejé de confiar en mi almohada. Las sábanas mienten con facilidad. Se confunden, como Tú. Como yo. Seguramente lo has olvidado ya, querido.

Pocos hablan al respecto.
Rara virtud es la osadía. En esta ciudad nadie tiene las agallas de hacer lo que quiere.

Ni siquiera tú, querida.

Dos ridículos esqueletos se ocultan de la mirada indiscreta de Dios. Grotescos y prudentes.

Dándose amor obligatorio. Violento. Aburrido. Obsceno.

¿Porqué estamos aquí?

Abandonados por el amanecer.

Débiles. Patéticos.
Mancillados. Frágiles.
Olvidados.

¿Cómo terminamos así?