No me falta disciplina.
Por el contrario.
Simplemente soy imperfeccionista.
No me falta determinación.
Solo tengo una gran devoción por las leyes naturales del caos y la inercia.
Prefiero no interferir en lo que no me incumbe. Mi vida, naturalmente, no me incumbe.
Es más divertido ver cómo se fabrica mi destino, un instante a la vez.
Los intrusos me dicen que Yo podría hacer una diferencia.
Pero farfullan sin saber.
Es más fácil que la diferencia me haga a mí.
Es mejor.
Cuando caigas, cariño... entenderás...