18 jun 2014

Hoy un sacerdote muy carismático me pasó echando una silenciosa bendición casual desde el interior de su cómodo y espacioso auto. Desde entonces me siento extrañamente bien. A lo mejor, Dios intenta llamar mi atención, mediante ese pequeño gesto... de hecho, creo que lo ha conseguido. Y de ser así, me temo que gracias a Dios, estoy chiflado.