28 mar 2014

Hay momentos cuando lo único que nos mantiene vivos es aquello que bastaría para matarnos.

Hay momentos cuando sacar la foto de la muerte del compartimento secreto de nuestra billetera es lo único que nos da fuerza para seguir viviendo.

El resto del tiempo nos dejamos matar de la comodidad, la salud y nos colocamos el nudo corredizo de la confianza para colgar pacíficmente de una cuerda fabricada con las mejores fibras de nuestra propia realización.

Deambulando por la calle sin rumbo.
Sin olvidar hacia donde voy.

Vagando.
En busca de algo que nunca se perdió.

Vagando.
Espero encontrarme pronto.

Vi un perro echado en una esquina.
Durmiendo.
Muriendo tal vez.

Tuve envidia.
Por primera vez.
Pura y rabiosa.

A veces deseo ser más primitivo.

A veces, me gustaría ser feliz.
Como el perro aquel.

Echado en la esquina de la ciudad.

Renuncio.
Renuncio a la vida.
Presente.
Venidera.
Renuncio a todas las vidas que pueda haber.
Me inventaré algo que valga la pena.
Algo que pueda controlar.