28 feb 2015

Dignidad y Bajeza

El otro día te vi pasar. Quise convencerme de que no eras tú. Aunque en el fondo sé muy bien que sos omnisciente.

Ayer me viste pasar, ambos sabíamos que me confundiste con algún otro yo.

Confieso que admiro tu dignidad. Por desgracia no soy tan fuerte como usted.

Hoy te vi pasar.
Sabía que no eras tú, pero fingí que te ignoraba.
Como el adicto irremediable que finge desconocer las jeringas para guardar las apariencias.

La próxima vez que me encuentre con alguna otra de tus manifestaciones, seré el primero en saludar.

Da igual que no seas vos.

De cualquier forma no me reconocerías.