3 oct 2017

Exilio

Una forma. 
Figura. 

Un cuerpo. 
Material. 

Un recuerdo. 
Carnal. 

Una contradicción. 
Una mentira. 

Ecos de lo que los dioses cínicos e indecentes nos susurran al oído. 
Fabrican nuestros pecados para empañar nuestra imagen y exaltar su semejanza. 

Dioses ingratos. 

Subsisten de nuestro ímpetu y aún así nos calumnian. 

Dioses manipuladores. 
Ya no somos niños desorientados e inseguros para que nos den órdenes. 

Hemos crecido. 

Somos más fuertes que ellos. 

Se burlan de nosotros desde sus muecas de porcelana. 

Dioses insensatos. 

Han olvidado el poder destructor de nuestra alianza de carne y sangre. 

Dos formas. 
Sombras. 

Delirios. 
Sobrenaturales. 

Verdades. 
Absolutas. 
Indestructibles. 

Nuestro deseo clama para que le sigamos. 
Lejos. Muy lejos de aquí. 

En un viaje de ida. 

Huyamos antes de que sea demasiado tarde. 

Tracemos un mapa. 
Cualquier camino es bueno. 

Adelante. 
Ve sin mí. 
Ven conmigo. 

Llévame contigo. 
Te espero. 
Iré sin ti. 

¿Acaso es posible que exista? 
Un mundo nuevo. Nuestro paraíso. 

Dejemos atrás Las Tierras Prometidas. 

Jamás será demasiado pronto. 
Zarpemos a buscar nuestra isla del Tesoro. 

Ese país de leche y vino donde llueve miel. 

Donde los Dioses no puedan molestarnos. 

Donde el amor es ley. 

Y la felicidad nuestra sentencia. 
 Hasta que la vida nos separe.