14 oct 2014

Otra anécdota de La Ciudad de Los Parias

Dicen que La Verdad es un poeta mediocre, y ciertamente estoy convencido de ese trágico hecho, pues hoy fue uno de esos días en los que se ven las cosas de otro modo.

Del modo que suelen ver Los Otros.

Un día normal, lleno de angustias normales.

Un día que transité por las calles, como todo el mundo.
Siendo el hombre empapado entre un cardumen de impermeables y sombrillas.

Buacando dinero.
Siguiendo una estampilla que con algo de tacto, y a lo mejor, condescendencia, me señaló donde buscar el dinero.

Andando por las avenidas llegué a pararme en una de esas esquinas que los refugiados y turistas regulares vuelven letrina.

Y huyendo de algunos números pude volver en el tiempo a mi hogar lejos de casa, como cualquier otro lunes en La Ciudad de Los Parias.