25 feb 2014

¿Quien me ha robado la noche del Lunes?
 La tenía oculta en un rincón secretamente obvio de mi agenda.

¿Quien me ha robado la madrugada del Domingo?
La tenía cociendose a fuego lento esperando que alcanza su sabor ideal.

¿Quien me ha robado la tarde del Sábado?
La tenía como un pequeño apunte blasfemo al margen de un evangelio obsoleto.

¿Quien me ha robado la mañana del Viernes? La tenía impresa en mi memoria, esperando la sonora
señal del reloj de la vieja iglesia abandona del pueblo minúsculo que me vio crecer y que deseo olvidar.

Una tonta confesión...

He perdido la cuenta de cuantas vueltas ha dado el reloj desde la última ocasión. Espero que la vida te esté tratando bien. Si lees esto es porque me importa nuestra convivencia. Pero por encima de eso: Me importas Tú. En todo sentido. Sé que estás ocupada. Por desgracia, yo también lo estoy de modo que no quiero quitarte demasiado tiempo con esta nota. Solo quise detener un momento el reloj para que el tiempo no se robe esta nota que he copiado con la tinta de mis venas.