23 ene 2015

Mi Reloj Sediento - Conclusión

El reloj vuelve a tener sed.

Los minutos se evaporan.

Y los días se vuelven sorbos.
Breves. Angustiosos. Eternos.

¿Qué será más fácil?

¡Mete el barco en la botella!

Repiten las voces.
Desconocidas.
Intrusas.

No.
Yo no quiero ningún barco.

Ya he naufragado bastante por hoy.

La brisa susurra.
Con voz inaudible.

¡Yo solo quiero sacar mi alma de la botella!

Que mi pequeño reloj deje de tener sed.